Escribe: Salvatore Laudicina
Tras saborear el reconocimiento en su país y ganarse un lugar en el país asiático, el artista es el único colombiano invitado por la ciudad de Chengdu a crear una escultura monumental que será exhibida en el sendero verde más largo del mundo.
De palabras profundas y una curiosidad infantil por descubrir las cosas más simples de la vida, Joaquín Restrepo hace caso omiso a los coqueteos de ese ego que ronda a los artistas. En pleno proceso creativo para la elaboración de la obra que formará parte del parque de esculturas ubicado en la citada ciudad -uno de los más importantes de China- atiende la entrevista vía telefónica con esa amabilidad emblemática de los antioqueños.
Desde el primer minuto se muestra agradecido con la vida por cada experiencia y enseñanza, pues de ellas ha extraído la pasión y la creatividad para darles forma a sus musas.
“Tanto la alegría como la tristeza son necesarias en la vida del ser humano para sumergirse en lo más profundo y desentrañar la esencia”, afirma.
Frente a la lista de reconocimientos y exposiciones que se mencionan entre una pregunta y otra, Restrepo sonríe. “Cuando exaltan el talento de mi país a través de mis obras, me siento orgulloso de ser colombiano”, agrega.
Aprendiz de David Manzur
En 2003, sediento de aprendizajes y retos, Joaquín Restrepo abandona Medellín para instalarse en la cosmopolita Bogotá y matricularse en la Facultad de Artes Plásticas de la Universidad de los Andes.
Es precisamente en ese año cuando, tras varios intentos fallidos, logra ser aceptado por el maestro David Manzur para convertirse en su aprendiz.
Restrepo permanece a su lado hasta 2010, tiempo en el que cumple disciplinadamente una rigurosa rutina de aprendizaje de Historia del Arte y ejecución artística. “Él marca un antes y un después en mi historia personal, es un parteaguas irremplazable”.
Las mujeres inolvidables
Detrás de un hombre de triunfo, siempre hay una gran mujer. En el caso de Joaquín Restrepo, son dos: la artista antioqueña Débora Arango y la pintora norteamericana Ethel Gilmour. Con ellas aprende las técnicas del óleo y el acrílico. “Son mujeres que uno debe conocer obligatoriamente para crecer en todos los sentidos”, comenta.
A Débora Arango –con quien inicia su formación en Artes Plásticas en el año 2000 en su ciudad natal- la conoce gracias al arrojo de Mateo Blanco, su mejor amigo. “Un día saliendo del colegio, le dije que la quería conocer y lanzó mi maletín al interior de su casa. Cuando abrieron la puerta y nos invitaron a pasar, se me detuvo el corazón”, recuerda.
Gilmour llega a su vida por recomendación de algunos amigos. Restrepo no escatima elogios para hablar de su maestra. “Yo veo a Ethel como un ejemplo a seguir. Todos los días trato de absorber algo de su mágica personalidad”.
Profeta en su tierra
Con un talento indiscutible y ansias de comerse el mundo, Joaquín Restrepo comienza a hacerse un nombre en importantes escenarios del país. A sus 19 años es invitado junto a destacados artistas nacionales a crear esculturas para subastas organizadas por la casa Christie’s de Nueva York, el Museo Nacional y la Fundación Corazón Verde.
Puede darse el lujo de decir que una de sus esculturas -específicamente Miserere (caballo de 25 cm de altura, hecho en láminas de hierro)- ostenta uno de los precios más altos en una subasta, por encima de obras de grandes maestros del arte colombiano.
Esto, sin mencionar que el expresidente Belisario Betancourt se refiere a Restrepo como un artista ungido por los dioses gracias a Ventana, una de sus obras más representativas.
Su amorío con Oriente
El interés de Joaquín Restrepo en China nace en su época universitaria. “Tenía la convicción de que mis obras llegarían al continente asiático”, cuenta pausadamente.
Es así como un día recibe un correo electrónico del entonces director del Pabellón Latinoamericano, quien lo invita a formar parte del Salón de Artistas Jóvenes en una de las ferias más importantes del país.
El resto es historia. Su nombre hace eco en Pekín (“Colombia contemporánea”. Museo de Arte Riverside, 2017-Beijing International Art Expo, 2013) y Shanghai (Exposición individual American Pavillion Shanghai Art Fair. Galeria Bandi Trazos, 2011- ART SHANGHAI, 2011).
Cabe mencionar que este año sus obras forman parte de la exposición “Belt and Road”, organizada por el Museo de Arte de la ciudad de Taiyuan.
La escultura de Chengdu
La escultura de Joaquín Restrepo en el parque de esculturas de Chengdu es un verdadero regalo para el ojo. Su ubicación tiene como epicentro el sendero verde más largo del mundo (500 kilómetros) que se construye actualmente y no tiene límites de altura ni material.
“Recibí esta invitación de la ciudad de Chengdu, gracias al impacto de mis esculturas en la exposición Colombia Contemporánea. Ellos se enamoraron de mi obra y me invitaron a formar parte de este hermoso proyecto”, explica el antioqueño.
Muchos sueños, un duelo
El 2018 es un año importante para el artista colombiano. Actualmente ajusta detalles para realizar una exposición en México y prepara varias piezas para una importante galería de Miami.
En medio de aquel torbellino, una ausencia revolotea en su alma: la de su progenitora. “Por ella me retiré del arte durante un tiempo. Le dedicaré la escultura como un homenaje a su legado”.
Tras una respiración densa que abraza a la melancolía, es inevitable imaginar a Restrepo montando a su caballo de hierro Miserere, junto a su madre, para recorrer el sendero verde de Chengdu y celebrar esa travesía desde Medellín hasta China, que deja en alto el tesón inquebrantable de los colombianos.